lunes, 5 de agosto de 2013

Los argentinos bajo el manto de los poderes chamánicos


Este fin de semana mi mente se ha unido al río de mi espíriu y ha estado reflexionando mucho ante la nueva condición espiritual en la que ha entrado la nación Argentina. Todo esto me ha ocurrido desde que me enteré que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador de la provincia de Jujuy, Eduardo Fellner, realizaron una ofrenda a la Pachamama en el día de su celebración, para pedir por más trabajo y producción, durante la visita al Ingenio La Esperanza. 

En la ceremonia participaron trabajadores y referentes de los pueblos originarios de la Puna y las Yungas. La Presidenta realizó la primera ofrenda a la Madre Tierra, en agradecimiento por su fertilidad, y depositó azúcar, caña, frutas, alcohol, bebidas y otros alimentos, además de la quinoa, ya que este es el año internacional de este cereal andino. 

Arrodillada frente a un pozo abierto en la tierra que simboliza la boca de la “pachamama”, Cristina Fernández participó activamente de la ceremonia donde se ofrenda a la “madre tierra” regalos sagrados, se prenden sahumerios para purificar las ofrendas y se hacen peticiones.


Los representantes de las comunidades aborígenes que encabezaron la ceremonia obsequiaron a la mandataria argentina indumentaria típica de sus pueblos.

Lo lamentable de esta noticia responde al hecho de que la cabeza ejecutiva de nuestro país tomó contacto con espíritus condenados por el Eterno Dios.  Dichos espíritus pertenecen a la categoría jerárquica que comanda todo el espiritismo que usan las fuerzas de las tinieblas para controlar las mentes de millones de seres humanos.

Para la correcta interpretación y discernimiento de esto, es necesario aportar como información que laa veneración a la Pachamama es la más antigua de las manifestaciones religiosas de la región andina de América del Sur. Corresponde a una concepción en que la Tierra es considerada un ser vivo sagrado, fundamento de la existencia.

En las regiones andinas, se veneraba a la tierra, con el nombre de Pachamama, que refleja también la profunda querencia del ser humano hacia el vientre materno. Por eso se le hacían ofrendas de agradecimiento con inciensos y productos agrícolas (q’oas) o derramando chicha (challas). En ocasiones cuando se producía alguna catástrofe o tormenta fuerte había que ofrecerle sacrificios sangrientos (willanchas) de llamas, llegando incluso a sacrificar a niños o discapacitados para desagraviar a la Pachamama. 


En tiempos de los incas el centro divino cambió trasladándose al Sol, y el culto a la Pachamama fue oscurecido y desplazado por Inti y Quilla, por Viracocha y los Hijos del Sol. La religión antigua, dirigida a la Tierra, sobrevivió en la veneración popular a las huacas, que eran las expresiones locales de lo sagrado. Los incas admitían esta supervivencia, controlada por ellos desde el Cuzco, porque las raíces duales del pensamiento andino admitían siempre la contraparte: lo alto y masculino podía tener su contraparte baja y femenina. La admitían también porque el culto oficial del Sol tenía un sentido elitista. Correspondía propiamente a los hijos de Inti, no a los simples hombres del pueblo.

Cuando el conquistador español Francisco Pizarro mata al inca Atahualpa, cuando el Sol es derrotado por el Dios de la Biblia, se produce un curioso fenómeno. Por un lado, Inti es reemplazado con relativa facilidad por el Dios cristiano, que también es varón y tiene su dominio en los cielos. Pero no declinan junto con el Sol las antiguas divinidades locales sino que, por el contrario, ellas recuperan su preeminencia.

Cuando los misioneros católicos llegaron a estas tierras interpretaron estos ritos como idolatrías y se esforzaron por erradicarlos, pero, al percibir su firme raigambre cultural, buscaron la manera de vincular el culto telúrico con la fe cristiana a través de la devoción mariana. Para ello proponían a la Virgen María como la tierra madre, reinterpretando el texto bíblico de “Ábrase la tierra y brote al Salvador” (Is 45: 8).


Se mezcló lo anterior a lo nuevo. Se llegó a una síntesis o sincretismo religioso, un proceso, generalmente espontáneo, que es consecuencia de los intercambios culturales acaecidos entre los diversos pueblos. También, hubo temor de los originarios de estas tierras de ser castigados por las reglas de los conquistadores; y los conquistadores, tal vez, viendo que no podrían combatir las creencias de las nativos se adaptaron a la situación.

La Iglesia Católica fue así llenando en nuevos moldes católicos y europeos las antiquísimas estructuras míticas de nuestro pueblo no-europeo.


Un ejemplo típico de este re-moldeo de mitos lo constituyen las fiestas anuales de celebración de la Virgen María en Salta y Jujuy, donde, pese a la imagen de la virgen y al sacerdote que guia la columna, la ceremonia corresponde más a los rituales indígenas de la Pacha Mama que a la europea Virgen María, pues el consumo de coca y alcohol, el regar con aguardiente y el enterrar ofrendas de comida alrededor de la imagen, corresponde al culto pagano-indígena de la Pacha Mama y no al ritual cristiano-europeo de la Virgen que no tiene relación con las ceremonias de fecundidad de la tierra, y mas bien niega toda idea de fertilidad, pues consagra a la virginidad como propuesta.

Actualmente, en nuestra Quebrada de Humahuaca (pcia. de Jujuy), la adoración a la Pachamama se reduce a distintas formas de propiciación. Se le reza en toda oportunidad. Es menester cada año obsequiar a la Pachamama una vaca para que se alimente. Con tal fin, el animal es subido a los cerros y ahí lo dejan perdido o atado. Igualmente, antes de tomar cualquier líquido o alimento sólido, se le participa del mismo. En los días "aciagos" se la torna favorable enterrando cosas de comer, bebidas o "vicios".

De estos rituales, la presidenta argentina se hizo propicia y con su participación llevó a todos los habitantes de esta nación, puestos sobre sus hombros por su autoridad, a dimensiones abismales llenas de caos y confusión. 

Debo señalar que las Escrituras condenan todo lo que sea brujería (chamanismo en ellaI pues es contraria al sentido apropiado de la dependencia de Dios. En la epístola a los Gálatas en el capítulo 5 verso 20, la brujería se menciona como una de las obras de la naturaleza pecaminosa humana. El libro de Apocalipsis contiene varios pasajes que condenan la brujería en los términos más firmes (9:21; 18:23; 21:8; 22:15).

La Biblia afirma que sólo Dios tiene el derecho de entender la esfera de lo sobrenatural (Génesis 40:8). Bajo la ley del Antiguo Testamento, la intromisión en la esfera de lo oculto traía la muerte (Éxodo 22:18).


Es interesante notar que varias de las palabras en el Nuevo Testamento que se traducen “hechicería” y “magia” tienen la raíz pharm, de la cual se derivan las palabras farmacia y farmacéuticos. Esta raíz se refiere a “drogas, pociones y venenos”. Los que conocen la práctica de la magia, tanto entre los pueblos tribales primitivos como los ocultistas modernos, saben que las drogas psicoactivas las usan a menudo los chamanes y los magos para inducir los estados de la conciencia dramáticamente alterados que proporcionan un conocimiento sobrenatural o contacto con los espíritus.

Ante todo esto, será pues muy importante que aquellos que se saben escogidos en Jesús el Señor, se alineen en unanimidad y luchen juntos en oración contra todos los principados y las potestades que se activaron con estos rituales de la falsa adoración babilónica.


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